miércoles, 5 de noviembre de 2014

MESTIZAJE EN COLOMBIA

La población colombiana se divide tradicionalmente en tres grupos principales: los amerindios que constituyen la población nativa; los españoles y europeos , que son los grupos de colonizadores que desde el siglo XVI hasta el siglo XIX viajaron al territorio nacional en busca de prosperidad y los africanos (negros), traídos a América por los españoles y europeos como esclavos durante el siglo XVII al siglo XIX. La mezcla de estos grupos generó varios grupos étnicos. Entre estos se encuentra el Mestizo (indígena-blanco), el Mulato (negro-blanco) y finalmente el Zambo (indígena-negro). Sin embargo, también sobresalen otros grupos étnicos como los árabes que son las comunidades provenientes de Arabia que han inmigrado al país recientemente (siglo XIX-XX) y se han situado especialmente en la costa Atlántica y en la isla de San Andrés. También están los judíos que vinieron primero con los conquistadores, pero fueron perseguidos por la Inquisición durante el Siglo XVI (sefarditas), después regresaron en dos momentos: fines del siglo XIX procedentes de Palestina y Europa del Este y la II Guerra Mundial procedentes de Alemania, Polonia y otros países nórdicos. Actualmente, los judíos colombianos son aproximadamente 15 mil, ubicados en su mayoría en Medellín, Bogotá y Cali.

CARTAGENA DE INDIAS

La ciudad de Cartagena de Indias, localizada sobre la costa Caribe de Colombia, fue declarada Sitio de Patrimonio Mundial en 1984, por su legado arquitectónico, histórico y cultural. Diversas tribus indígenas antiguas estaban establecidas en el territorio que bordeaba la Bahía de Cartagena, el cual fue inicialmente explorado por Rodrigo de Bastidas en 1501 y luego conquistado por Pedro de Heredia, quien el 1 de junio de 1533 oficialmente fundó la ciudad e implantó su diseño urbano. Rápidamente se convirtió en un puerto de importancia para los comerciantes de la época, lo cual atrajo piratas y corsarios que la atacaron constantemente, afectando su desarrollo hasta principios de siglo XVII, cuando finalmente se construyeron las famosas murallas. Desde 1535 hasta 1625, varias ordenes religiosas establecieron sus instalaciones en la ciudad, construyendo iglesias y conventos. Las iglesias de Santo Domingo (1579), San Agustín (1582) y San Francisco (1590), así como las escuelas jesuitas de San Diego, Santa Clara, Santa Teresa, La Merced y Santa Cruz de la Popa, fueron decisivas en la consolidación del contexto de la ciudad. Con el paso del tiempo, estos edificios cayeron en manos del gobierno civil, convirtiéndolos en hospitales, escuelas públicas y edificios oficiales. La arquitectura doméstica, por otro lado, se ha mantenido invariable desde tiempos coloniales. Las casas de habitación tradicionales de Cartagena, de uno o varios pisos, fueron construidas alrededor de un patio central, con balcones en madera y ventanas altas, con persianas que abren hacia la calle. En casas de dos pisos en las que resaltan circulaciones privadas y torres de observación hacia el océano, los primeros pisos fueron utilizados como almacenes y depósitos, con los pisos superiores reservados para habitaciones.

PARQUE ARQUEOLOGICO SAN AGUSTIN

El Parque Arqueológico de San Agustín, pueblo de escultores del que no se sabe con certeza sus orígenes ni sus motivos de dispersión, fue inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco, en 1995. Existen varias teorías sobre sus inicios; incluso, que fueron influencias mayas, olmecas y de Teotihuacán, que llegaron en tempranas épocas hasta el macizo colombiano. Se asevera también que fue el centro matriz desde donde se irradiaron las culturas del sur y del norte. Lo cierto es que debieron permanecer en esta zona durante varios siglos, de otra manera no se explicarían las diferentes épocas estilísticas en su obra escultórica, las cuales, según las pruebas realizadas con el Carbono 14, datan del siglo VI a.c., hasta la más reciente, del siglo XII d.c. Varios investigadores suponen que el pueblo de San Agustín, presionado por invasores belicosos, se dispersó por los ríos y caminos del oriente hacia la Amazonía y la Orinoquía. En su huida, los vestigios permanecieron ocultos en la selva de bosque tropical. El arte de San Agustín, en un proceso de 2.000 años, expresa y contiene significados y simbologías comunes a varias colectividades indígenas de América. Aunque el aspecto de mayor importancia en San Agustín es su obra escultórica, no se deben olvidar las construcciones funerarias, los montículos artificiales, y los adoratorios o tumbas en forma de dolmen. Es importante destacar los lugares de Mesita, Lavapatas, el Alto de los Idolos, el Alto de las Piedras, Quinchana y el Vegón.

PARQUE ARQUEOLOGICO TIERRADENTRO

La región arqueológica de Tierradentro recibió este nombre de los soldados españoles al mando de Sebastián de Belalcázar, quienes a principios del siglo XVI encontraron obstáculos en la penetración conquistadora, debido a la conformación montañosa y quebrada del terreno, a sus ríos profundos y caudalosos, y a la oposición de los indios Paeces. Localizada en la cordillera Central, comprende una superficie de 1.900 kilómetros cuadrados. El núcleo de los vestigios arqueológicos abarca los actuales municipios de Inzá y Belalcázar, en especial los alrededores de San Andrés de Pisimbalá, donde se encuentran las principales necrópolis, y donde se limitó el actual Parque Arqueológico, inscrito en la lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad de la Unesco, en 1995. El sacerdote español Fray Juan de Santa Gertrudis, quien visitó la región en 1756, fue el primero en escribir sobre la presencia de tumbas indígenas en la zona, en su libro Maravillas de la naturaleza. En los ritos funerarios de esta cultura se han encontrado dos fases. El entierro primario, que comprendía la construcción de una sepultura -algunas eran unos pequeños fosos cilíndricos donde apenas cabía el cuerpo flexionado, dentro de la cual se colocaban algunos objetos de su pertenencia y alimentos para el paso hacia la nueva existencia- y la segunda parte del ritual, que se cumplía cuando los huesos, ya desencarnados, eran trasladados a nuevas sepulturas de mayores dimensiones, llamados hipogeos, que servían para el entierro colectivo de un grupo humano, diferenciado socialmente. Las paredes y el techo estaban recubiertas de tierra blanca, sobre la cual se pintaban líneas paralelas, cuadrados y rombos concéntricos, en colores rojo y negro. Este tipo de decoración explica un acontecer cíclico de muerte y renovación. La línea recta predominante en el diseño de esta decoración interna es interrumpida por algunas figuras humanas de grandes proporciones, con los brazos en alto, o por círculos concéntricos como representaciones solares, medialunas y lagartijas. En algunos de estos hipogeos la decoración de negro y rojo indica los elementos de unión entre vigas y columnas, y el diseño de rombos concéntricos es igual al resultado del entretejido de fibras vegetales utilizado en las construcciones indígenas, lo que hace pensar que se trata de la representación de la vivienda que tuvieron estos habitantes de Tierradentro mientras vivieron.

PARQUE NACIONAL LOS KATIOS

La región de Urabá estuvo habitada tradicionalmente por los indígenas Cuna, quienes fueron desplazados por los Katío - Emberá o Emberá - Katío, de quienes tomó su nombre el parque. Las expediciones de los conquistadores españoles Rodrigo de Bastidas, Alonso de Ojeda y Vasco Núñez de Balboa llegaron a la zona en 1501. El parque, que está localizado en los municipios de Riosucio (Chocó) y Turbo (Antioquia), y se extiende hasta el Darién panameño, se encuentra en la zona de convergencia intertropical, donde los vientos alisios del nordeste y del suroeste condicionan las épocas de lluvias, convirtiendo al río Atrato en uno de los más caudalosos del mundo. Se distinguen tres sectores principales: uno montañoso o de colinas -conformado por las estribaciones meridionales de la Serranía del Darién-, uno de planicies y otro de terrenos pantanosos. Dentro de los sitios de interés turístico se encuentran las cascadas de Tilupo y Tendal, y los altos de Guillermina y Limón. En este lugar parece haber tenido origen un número apreciable de especies animales y vegetales, que luego se expandieron hacia las selvas húmedas de Panamá y Costa Rica. Hay una gran variedad de flora (gramolote, arracacho, chachafruto, guamos, yarumos, entre otros) y de fauna (puma, pantera, manatí, oso andino, zorro), dentro de la que se calculan unas 400 especies de aves y unas 60 de peces, algunas de éstas endémicas. En razón a su valioso ecosistema y a su singularidad, el parque fue inscrito en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco, en 1995.

PATRIMONIOS CULTURALES DE COLOMBIA

El Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco, reunido el 6 de diciembre de 1995 en Berlín, tomó una decisión final con respecto a los sitios colombianos propuestos, aceptándolos dentro de la Lista de Patrimonio Mundial. Actualmente, Colombia tiene cinco sitios en la lista: Cartagena de Indias (1984), Parque Nacional de los Katíos (1994), los parques arqueológicos de San Agustín y Tierradentro, y el Centro Histórico de Santa Cruz de Mompox (1995). Este reconocimiento mundial del patrimonio del país reafirma la responsabilidad de Colombia de proteger, preservar y difundir la información sobre la riqueza natural, cultural y artística, como legado para futuras generaciones. La Lista de Patrimonio Mundial debe reflejar la diversidad humana en lo sociológico, lo estético, lo natural, lo intelectual y lo religioso. La idea es seleccionar sitios que sean representativos de la gran variedad y riqueza de nuestras culturas en los diferentes periodos históricos, incluyendo naturalmente los que todavía hoy prosperan.

¿QUE ES PATRIMONIO CULTURAL?

El patrimonio cultural es la herencia cultural propia del pasado de una comunidad, con la que esta vive en la actualidad y que transmite a las generaciones presentes y futuras. Las entidades que identifican y clasifican determinados bienes como relevantes para la cultura de un pueblo, de una región o de toda la humanidad, velan también por la salvaguarda y la protección de esos bienes, de forma tal que sean preservados debidamente para las generaciones futuras y que puedan ser objeto de estudio y fuente de experiencias emocionales para todos aquellos que los usen, disfruten o visiten.